Los fines de año son como los funerales, todos nos ponemos muy reflexivos y pensamos en todo aquello que no hemos hecho, en lo que si hemos hecho, pero mal y en todo aquello que de ahora en adelante haremos distinto. Nos llenamos de propósitos y de buenas intenciones, pensamos en unir a la familia si esta distante, pensamos en ser buenos padres, buenos hijos, y hasta pensamos en pedir perdón o en perdonar...
El tema del perdón es algo que no nos gusta hablar casi a nadie, y más si tenemos algo guardado por ahi contra alguien.
Todos tenemos alguien a quien pedirle perdón y alguien a quien perdonar, hablo en singular pero seguramente en plural sería más indicado.
Si no tomamos el tema del perdón y actuamos en el momento indicado, se nos sale de las manos y cuando queremos hacer algo al respecto ya pasaron años y aquello esta enterrado más no resuelto.
Pasa algo así como con la escalera de mi casa...
La mansión Osoria en la que actualmente vivimos es de dos pisos, y usualmente me ocurre un síndrome al que he llamado el síndrome de "al rato lo subo" y éste tiene que ver con que cada día tengo cosas que llevar al segundo piso, como ropa recién lavada, juguetes, zapatos que la noche anterior se quedaron abajo, paraguas del día lluvioso, cosas con las que hice manualidades abajo, cobijitas de los niños, y la lista es larga, pero para según yo redimir el tiempo por no decir por flojera, en lugar de llevar las cosas arriba en el momento justo, las dejo en la escalera y digo: AL RATO LAS SUBO, y como es de imaginarse llega un momento en que la escalera esta repleta de cosas y apenas se puede pasar. Si alguien viene de visita, solo ve la sala y el comedor y se ven ordenados, pero si alguien echara un viatazo a la escalera, vería aquello como si fuera parte del programa de televisión ACUMULADORES, osea mil cosas variadas en un lugar que no le corresponde. La realidad es que solo yo se que hay detrás del muro de la escalera y llegará el momento de enfrentarme a todas esas cosas y ponerlas en su lugar. Suena muy dramático para una simple escalera ... pero con el perdón para algo similar que sí es de cuidado y de dramatismo.
Ya sea para pedir perdón o para perdonar (aún si no nos han pedido perdon) debemos hacerlo en el momento, no dejar que el síndrome de "al rato lo subo" como el de mi escalera, se convierta en el "después lo perdono" o aún peor, hacer de cuenta que no paso nada y que no se requiere ni pedir perdón ni perdonar. A veces nos tratamos de engañar nosotros mismos y pensamos que no tenemos rencor, que lo que nos hicieron no nos dolió tanto o no nos lastimó y por lo tanto no es necesario perdonar, pero la realidad es otra, nos dolió tanto tanto, que queremos olvidar y el minimizar algo, no lo desaparece.
Lo ideal es tratar las cosas pronto sin dejar que el tiempo las "entierre" y sea más difícil enfrentarlas después, entre mas tiempo pasa sin que pidamos perdón o sin que perdonamos, crece en nosotros más el rencor, eso produce amargura y esa la transmitimos a los que estan cerca de nosotros.
La falta de perdón tanto otorgado como pedido, si no la atendemos a tiempo se convierte en una bola de nieve que crece y crece. Está en nosotros ponerle fin a tiempo.
Todos tenemos algo que perdonar, un papá que no conocimos, un papá que si conocimos pero que estuvo ausente, un tío malvado que abuso, un maestro que tuvo favoritismo, una mamá que nos desatendió, una persona que dividió la iglesia, un amigo que hablo de nosotros, alguien que traicionó nuestra confianza, un hijo malagradecido, un amigo que nos hizo menos, un socio que nos robo, un jefe injusto, alguien que dividió el matrimonio, un esposo que golpeaba física o verbalmente y podría citar miles de situaciones, cada uno conocemos qué es lo que hay en nuestro corazón que aún nos duele o lástima y que necesita ser perdonado o necesita el perdón de alguien mas.
Así como en mi casa los demás ven la parte "ordenada" y yo la llena de cosas fuera de lugar, en nuestra vida, la gente puede vernos y creer que todo está "bien" pero nosotros sabemos que dentro hay mucho que arreglar.
Hay niveles de maldad, así como distintos tipos de daño, cada quien diría que su situación es la peor, que lo que les hicieron es imperdonable, que esto que aquello, pero hay una realidad, Dios nos llama a perdonar, así como Él nos perdono, el no perdonar a otros nos ata, nos amarga, hasta nos enferma. Dios quiere que seamos libres y el perdonar a otros es parte de esa libertad.
Si no me crees, pruebalo y verás. Y no depende si la persona lo merece o no, nadie merecíamos el perdón de Dios y Él nos lo dio.
No empecemos el 2017 iguales cargando con cosas ... o mejor aún, terminemos el 2016 perdonando.
Esa oración que todos alguna vez hemos dicho o repetido dice asi: " Y perdona nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores" Mateo 6:12