Leyendo noticias me encuentro en su mayoría con cosas desagradables como el hambre, enfermedades mortales, trata de personas, narcotráfico, homicidios de padres a hijos y viceversa, secuestros, deuda, divorcio, estrés, depresión, falsos profetas, desviaciones sexuales en su máxima potencia, trabajos inestables y débiles contra cuentas crecientes por pagar, por citar algunas cosas solamente, y muchas de ellas rondando cerca de nuestras familias si no es que ya dentro de ellas.
La cabeza me quiere explotar de pensar en tanta cosa horrenda, el corazón se me encoge de tristeza, y mi mente en ocasiones se quiere llenar de dudas y temor al pensar en el futuro y otras veces pensando en el presente, pero una vez mas entra en escena la locura del evangelio, como lo diría Pablo, ese evangelio de locura que me llena de paz y esperanza, locura para aquellos que no creen, porque para la mente humana es imposible que las palabras de un libro escrito aparentemente por hombres pueda traer paz y sociego en un mundo tan corrompido, es locura para aquellos que piensan que solo lo que se ve es lo que existe, locura para aquellos que creen y sienten que son los dueños de sus vidas, locura para aquellos que dudan de la eternidad.
Esa "locura" de un evangelio de paz en medio de la aflicción, de esperanza en medio de la crueldad y la injusticia, es la locura del evangelio de Jesús, el Hijo de Dios, locura de que el justo pagara por los culpables, locura que el rico y dueño de todo se despojara y naciera entre animales, locura que el que tenía toda la autoridad se humillara, locura que el amor eterno reconciliara a un mundo pecador con su creador.
Locura más grande y hermosa no puede existir, locura para otros, salvación, esperanza y paz para mi, aún en este mundo y en este tiempo.
"En el mundo tendréis aflicción, pero confiad, yo he vencido al mundo"
Juan 16:33
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