sábado, 20 de agosto de 2016

Nunca subestimes lo que un niño lleva en su lonchera

Una vez alguien  dijo que la mejor música para nuestros oidos es escuchar nuestro nombre.
Yo soy malísima para eso de los los nombres, me presentan a una persona , me dice su nombre y yo el mio, me doy media vuelta y ya olvide su mombre.
Nuestro nombre es parte de nuestra identidad.Nos gusta escucharlo, escribirlo y leerlo, y claro que nos  gustaría leerlo en alguna historia, algún record indicando que somos buenos muy buenos en algo, en el encabezado del periódico siendo héroes o ya mínimo en el boletin de alguna cantata navideña diciendo que nosotros fuimos los encargados de llevar a imprimir dicho boletin.
En la biblia hay grandes  historias, con grandes héroes pero sin nombre y no porque no lo tenian,  sino porque simplemente no se menciono, no era lo más importante de la historia.
El ciego de la hermosa, el paralítico de Betesda,  la suegra de Pedro, la sirvienta de la esposa de Naamán,  los magos de oriente, el paralítico que metieron por el techo y muchos otros.
Pero hay uno que a pesar de no mencionarse su nombre, ni su edad, sus pasatiempos, mucho menos su color de ojos o cabello, fue un instrumento útil para que el poder de Dios se mostrara.
El capitulo 6 del evangelio de Juan lo menciona como un "muchachito", mismo a quien  recuerdo aún con tunica larga pegado en el franelografo de la escuela dominical.
Hoy en día podria imaginarmelo  como  un niño con su lonchera de Mario Bros, con un sandwich, un juguito, unas gomitas de colores, unas calcomanias de un super heroe y algún juguete minúsculo
No imagino a Matías mi hiijo llevando peces y panes a un campamento, pero  el niño sin nombre eso llevaba.
No se que paso por la mente del niño o que fue lo que lo movio a dar su comida, solo dice que lo hizo, dice el versiculo 9, "Aquí hay un muchachito que tiene cinco panes de cebada y dos pescados. ¿Pero de qué sirven ante esta enorme  multitud?"
La historia relata que había cinco mil, sin contar mujeres y niños, asi que eran mas de diez mil!, y el niño de fe, penso que su lonche serviría de algo. No se si tenía mucha mucha fe, porque talvez  días antes vio a Jesús haciendo algún milagro y eso lo movio, o si penso en dar su almuerzo para que comiera solo Jesús porque le caía bien, o si el sólo saco su lonchera y Andrés se la arrebato, no se cómo fue exactamente, pero si se que el muchachito sin nombre fue el instrumento que a Dios le placio usar.
Jesús pudo orar pidiendo que cayera mana, o que llovieran codornices, o convertir las piedras en pan, pero Él quiso usar lo poco que el niño tenía, quiso mostrar su poder de esa manera, pudo hacerlo de mil maneras mas, pero eligio usar al muchachito sin mencionar su nombre.
Hoy aproximadamente dos mil años despues, el niño sin nombre es recortado, coloreado, pegado y mencionado  domingo tras domingo en los salones de nuestras iglesias.
Cuanto hay que aprenderle  al niño sin nombre, o mas bien al niño que su nombre no se menciona.

Siempre hay algo que hacer para Dios, algo que hacer para extender su reino, no solo predicar o cantar en la plataforma, hay cosas que hacer que son iguales de útiles aunque eso implique no vernos o que nadie sepa siquiera nuestro nombre. Todos queremos ser vistos, ser recoonocidos, si es posible que nuestro nombre resalte y brille.
Pero talvez el plan de Dios  es que nuestro nombrepasetotalmente desapercibido, talvez el quiere hacer algo grande, donde no se vea nuestro rostro ni figure nuestro nombre, solo quiere que pongamos en sus manos eso que tenemos, "eso"  pueden ser dos simples peces o  cinco panes.
Talvez eres bueno para escribir en una computadora los sermones de alguien mas, o de proyectar las canciones que todos leen y cantan para exaltar a Dios en un congreso, talvez  cuidas a los hijitos del gran predicador que viene   tu iglesia, talvez  tomas las fotos del evangelista que todos ven en la plataforma, talvez das miles de dolares para las misiones o solo das diez pesos y nadie ve tu nombre, talvez sirvas en un desayunador de niños en una colonia lejana que nadie conoce, solo los que viven en ella.
Talvez todo lo que hagas nunca nadie te lo reconozca aquí en la tierra, pero en el cielo ya se toma nota de ello y  en la eternidad tu nombre nuevo será mencionado para recompenzarte.

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